El pasado 20 de octubre, una caída de AWS dejó tiritando a medio Internet. Afortunadamente, WordPress no depende de la infraestructura de Amazon Web Services para seguir operando, y pudimos contártelo de primera mano. Sin embargo, la caída de AWS nos hace ver lo frágil que es la tupidísima red de servicios interconectados que estructura el mundo digital. Desde Netflix hasta Canva, pasando por herramientas de IA como Perplexity o juegos como Fortnite, millones de personas vieron como un problema localizado en algún lugar de Virginia les amargaba el día.
Pero… ¿y si en vez de AWS se hubiese caído Microsoft Azure?¿O Google Cloud Platform?¿En manos de quién está la estabilidad de Internet?
El mercado global de servicios en la nube está creciendo a ritmos nunca vistos, impulsada principalmente por la demanda de infraestructura necesaria para la IA. De hecho, análisis de Gartner proyectan que el gasto mundial en servicios de nube pública alcanzará los 723.400 millones de dólares en 2025, lo que representa un crecimiento interanual del 21.5% con respecto a 2024.
Sin embargo, el rasgo definitorio de este ecosistema no es solo el crecimiento, sino la concentración extrema. El mercado está dominado por un oligopolio de proveedores gigantescos: Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure y Google Cloud (GCP). Estos “tres grandes” controlan colectivamente más del 60% del mercado global de infraestructura en la nube. De hecho, si lo analizamos de forma más amplia, la infraestructura global está controlada por solo cinco grandes empresas (AWS, Microsoft, Google, Alibaba y Oracle), que acumulan el 70% del mercado.
Esta concentración, acentuada por el hecho de que la mayoría de los proveedores líderes tienen su sede en los Estados Unidos, genera un riesgo de concentración sistémica. Servicios globales críticos, incluyendo la defensa, la banca y las infraestructuras gubernamentales, han migrado a estas plataformas, volviéndose altamente dependientes de su continuidad operativa. Fallos operativos como la caída de AWS, han demostrado que la interrupción en un solo proveedor puede impactar la estabilidad financiera y la continuidad del negocio a escala macro.
Se trata de algo conocido desde hace años y de hecho, en 2022 FUNCAS, Fundación de las Cajas de Ahorro, advirtió de ello en un comunicado en el que ponía de manifiesto los riesgos de esta situación para un sector tan crítico como el bancario.
Según las estimaciones para el segundo trimestre de 2025, la distribución de la cuota de mercado global de infraestructura en la nube se muestra claramente concentrada:
Como ves, el “Big Three” domina más del 60% del mercado, mientras que el resto de los competidores globales se sitúan en porcentajes más residuales. De hecho, la inversión masiva requerida para operar centros de datos a gran escala y liderar la innovación en IA generativa actúa como una barrera de entrada formidable, lo que asegura que esta estructura oligopólica se mantenga o incluso se fortalezca en el futuro.
Así, los competidores secundarios buscan nichos que estos tres no pueden satisfacer plenamente, generalmente enfocándose en la soberanía, la latencia o el coste. Por ejemplo, Oracle ha posicionado su infraestructura para la era de la IA. Su diferenciación radica en la entrega de más de 200 servicios de IA y nube en la periferia, en centros de datos de clientes y a través de otras nubes. Así, potencia la privacidad de datos y los requisitos de baja latencia con una infraestructura distribuida.
La adopción masiva de servicios en la nube se ha extendido a sectores estratégicos como la defensa y las finanzas, consolidando una dependencia estructural de los grandes proveedores. AWS y Microsoft Azure gestionan actualmente infraestructuras esenciales para gobiernos y agencias de seguridad de todo el mundo, incluyendo el Departamento de Defensa de EE. UU., la NASA y ministerios europeos. Estas plataformas alojan datos clasificados y garantizan operaciones críticas, lo que implica que la disponibilidad y seguridad de servicios nacionales dependen, en última instancia, de corporaciones privadas.
En el ámbito financiero, la nube se ha convertido en la columna vertebral de la modernización bancaria. Sin embargo, la concentración de servicios en unos pocos actores introduce un riesgo sistémico: una caída prolongada o un fallo de seguridad en un solo proveedor podría afectar simultáneamente a múltiples instituciones y poner en riesgo la estabilidad económica. Por ejemplo, la caída de AWS afectó al servicio de Mercado Pago, una plataforma de pagos digitales y billetera electrónica creada por Mercado Libre, de referencia en países como Argentina, causando muchos problemas en la operativa habitual. En España, Redsys también cayó, afectando a la operativa habitual… aunque la compañía asegura que se trató de un fenómeno no relacionado con AWS (increíblemente).
Y claro, a esta vulnerabilidad se suman los desafíos geopolíticos. La mayoría de los proveedores líderes están sujetos a la jurisdicción estadounidense, lo que plantea dudas sobre la soberanía de los datos y la resiliencia operativa de otros países. Ante ello, Europa impulsa estrategias de “nube soberana” y arquitecturas multi-cloud para diversificar riesgos y recuperar el control sobre su infraestructura crítica.
España también juega un pequeño papel este panorama del cloud a nivel mundial . En los últimos años Amazon Web Services (AWS) ha consolidado su presencia en nuestro país con una inversión prevista de 15.700 millones de euros entre 2024 y 2033. Esta inversión, según Amazon, generará un impacto estimado de 21.600 millones de euros en el PIB español, de los cuales 12.900 millones corresponderán a Aragón, donde se concentran sus centros de datos. Además, AWS contribuirá a la creación de más de 17.500 empleos equivalentes a tiempo completo cada año, con 6.800 puestos localizados en Aragón.
Entre los clientes de AWS en España destacan startups y unicornios como Cabify, Glovo o Wallbox, grandes empresas como BBVA, Telefónica o Cepsa, y también administraciones públicas y hospitales, como el Ayuntamiento de Madrid o el Hospital Clínic de Barcelona. De hecho, la empresa presume de que más del 75% de las empresas del IBEX 35 utilizan AWS.
En el caso de Microsoft, en 2024 inauguró su primera Región Cloud de centros de datos en España, “Spain Central”, ubicada en múltiples zonas de la Comunidad de Madrid, con el fin de proporcionar servicios avanzados de IA generativa y cloud (Azure, Microsoft 365, etc.) a empresas y entidades públicas de España y Europa. Esta nueva infraestructura, que forma parte de una inversión de 2.100 millones de dólares en el periodo 2024-2025, garantiza residencia de datos en el país y el cumplimiento normativo, y se proyecta que inyectará 10.700 millones de euros al PIB nacional y generará cerca de 77.000 puestos de trabajo entre 2024 y 2030.
Finalmente, la presencia de Google Cloud en España se concreta mediante su región de nube localizada en Madrid, denominada Europe-southwest1, que entró en funcionamiento en mayo de 2022. Esta región está diseñada para ofrecer servicios de nube de baja latencia, alta disponibilidad, y con residencia de datos en territorio español, lo que facilita el cumplimiento regulatorio para empresas, administraciones públicas y sectores altamente regulados.
Imagen: Gemini
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