Seguro que en los dos últimos años, tu percepción acerca del encaje de la IA en tu entorno profesional ha ido variando, y bastante, entre la sorpresa inicial, el susto pensando que podría condenarte al ostracismo o las dudas sobre cómo extraer todo su potencial. Un nuevo estudio de LinkedIn analiza este fenómeno y revela una curiosa paradoja: mientras la IA se asienta como un requisito estratégico para seguir compitiendo, los trabajadores españoles navegan en un mar de nuevas emociones, prioridades y desafíos formativos.
Lo que queda más claro a la vista de los resultados del estudio es que la adopción de la IA en España no es uniforme. Sectores como TI y Marketing lideran su uso en tareas complejas, mientras que otros, como Educación o Sanidad, la emplean para optimizar procesos rutinarios. Sin embargo, en todos los casos surge una preocupación transversal: la velocidad del cambio. El estudio de LinkedIn muestra que un alarmante 41% de los profesionales se siente abrumado por el ritmo de las transformaciones.
Esta sensación es aún más pronunciada en el marketing (70%), la educación (63%) y los recursos humanos (54%). Para más de la mitad de los trabajadores (53%), aprender nuevas habilidades en IA se percibe como “otro trabajo más”, añadiendo una carga emocional y cognitiva a sus responsabilidades diarias. Este agotamiento se traduce en una preocupación por la sostenibilidad del bienestar laboral: sectores como Finanzas (51%), Marketing (48%) y TI (46%) explican que el ritmo actual no es compatible con su salud y equilibrio.
En medio de este conflicto, el estudio de LinkedIn subraya que el juicio y la intuición humana siguen siendo insustituibles. A pesar de la creciente integración de la IA, la mayoría de los profesionales prioriza su propio criterio a la hora de tomar decisiones clave. En Ventas y Medios, un 69% confía más en su juicio personal, cifra que se dispara hasta un 89% en el sector Legal. Incluso en industrias tecnológicamente avanzadas como TI y Telecomunicaciones, un 64% de los trabajadores se sigue guiando principalmente por su experiencia y conocimiento.
Claro que si lo ves desde otro punto de vista, podríamos decir que en algunos sectores más del 30% de los profesionales confía más en el criterio de la IA que en el suyo propio.
Casi uno de cada tres, nada menos.
En cualquier caso, el apoyo de compañeros y comunidades laborales emerge como un pilar fundamental para afrontar la transformación digital. En sectores como TI (71%), Comercio y Hostelería (63%), y Arquitectura (62%), la opinión del entorno facilita decisiones más rápidas y seguras.
El principal obstáculo para una integración efectiva de la IA no es la tecnología en sí, sino la brecha en la formación y la orientación. Un 38% de los profesionales españoles siente que sus empresas les presionan para usar la IA sin proporcionar una guía clara sobre cómo aplicarla eficazmente. Esta percepción es especialmente relevante en Finanzas (56%) y Recursos Humanos (51%).
Pero la incertidumbre sobre qué habilidades priorizar va más allá de la IA. Un 51% en Finanzas y un 50% en Educación admiten no saber qué competencias, aparte de la inteligencia artificial, deberían desarrollar para avanzar en sus carreras. A esto se suman barreras prácticas como la falta de tiempo para explorar herramientas (20%), el exceso de opciones sin una guía (16%) y la ausencia de casos prácticos adaptados a cada industria (16%).
Como bien señala Rosario Sierra, directora de negocio corporativo de LinkedIn España y Portugal, el verdadero reto no es solo implantar la IA, sino “dotar a los profesionales de la formación y las habilidades humanas propedéuticas para crecer con ella y aprovechar todo su potencial”.
Como ves, la implantación de la IA en España no depende solo de abrir ChatGPT y ponerse a teclear prompts: exige una inversión en tecnología, pero sobre todo una inversión estratégica en las personas. Solo cuando se aborden el agotamiento, se valore el criterio humano y se ofrezca una formación clara y relevante, la inteligencia artificial podrá desplegar todo su potencial como una verdadera palanca de crecimiento y no como un factor de exclusión en el mercado laboral.
Imagen: Gemini
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