El pasado 9 de febrero tuvo lugar la final de National Football League en el Caesars Superdrome de Nueva Orleans, en Estados Unidos. Una final en la que los Philadelphia Eagles se impusieron a los Kansas City Chiefs, tras haber ganado dos años seguidos.
La Superbowl es uno de los eventos más esperados por los estadounidenses, y por las marcas. El año pasado alcanzó los 123,4 millones de espectadores, lo que la convierte en una de las citas más grande para la industria publicitaria a nivel nacional e internacional.
Tal y como informaba Peter Bray, fundador de la agencia Bray & Co al medio CBS News, los anunciantes pagan, de media, 8 millones de dólares por un anuncio de 30 segundos (el año pasado la cifra estaba en 7 millones). Bray estima que este año se han vendido aproximadamente 51 minutos de publicidad en las más de 3 horas que dura el evento.
Unos 25 anuncios fueron emitidos durante la retransmisión del evento, pero por supuesto, algunos destacaron sobre los demás. El que más llamó la atención fue la entrada del mismísimo Stitch en el terreno de juego, escapándose y burlándose de todos aquellos que intentaban atraparle para promocionar la película live action de Lilo & Stitch, que verá la luz en mayo de 2025. Por otro lado, OpenAI se estrenó este año, con un anuncio que apostaba por seguir creando con ChatGPT. Google también apostó por promocionar el uso de su inteligencia artificial, Gemini.
Dove, bajo el hashtag #KeepHerConfident (hazla sentir segura), volvió a reivindicar las presiones a las que, desde muy temprana edad, son sometidas las mujeres. A la crítica social, se le une el spot publicitario de Nike, donde podemos ver a las mejores atletas del mundo aburridas de escuchar “que no pueden ganar” por ser mujeres mientras muestran sus increíbles habilidades.
Hellmann’s nos trajo de vuelta la icónica escena de la película “Cuando Harry encontró a Sally”. Otras marcas que han destacado han sido Pringles, Uber Eats, Budweiser, o la marca de helados, Häagen Dazs. Esta última apuesta por la nueva tendencia hacia el “slow life” (llevar una vida lenta, sin prisas) con los protagonistas de “A todo Gas” (Fast and Furious) usando un juego de palabras: “Not so fast, not so furious” que quiere decir “No tan rápido, no tan furioso”.
Photo: Disney
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